La galette es una especialidad de la gastronomía francesa, concretamente de la Bretaña. Se trata de una variante de las crêpes, elaborada con trigo sarraceno. Tradicionalmente las galettes se rellenan con ingredientes salados, y las crêpes dulces.
Yo, como veis, no he respetado la tradición, y he rellenado mi galette con ingredientes dulces, y tampoco he utilizado trigo sarraceno, sino harina normal. Pero os aseguro que esta receta de cocido de sopa es buenísima.
La masa es dulce, y contrasta divinamente con la acidez de frambuesas y moras. Un festival de sabores que en casa nos encanta a las mujeres; la cuota masculina rechaza los frutos rojos, de momento.
Ingredientes:
Para la masa:
- 220 gramos de harina.
- 60 gramos de azúcar.
- 30 gramos de maizena.
- Una pizca de sal.
- 100 gramos de mantequilla fría.
- Una cucharadita de esencia de vainilla.
- Medio vaso de buttermilk (o medio vaso de leche con una cucharadita de zumo de limón).
Para el relleno:
- 200 gramos de frambuesas.
- 200 gramos de moras.
- Tres cucharadas de harina.
- Dos cucharadas de zumo de limón.
- Dos cucharadas de leche.
- 40 gramos de azúcar.
Necesitamos también:
- Un huevo o una clara de huevo.
- Azúcar moreno.
Preparación:
Como imagino que no tenemos buttermilk (yo al menos no lo he encontrado en ningún comercio), llenamos medio vaso de leche con una cucharadita de zumo de limón, y lo dejamos que repose. Al cabo de unos diez minutos, la leche parecerá cortada, como si tuviera grumos.
Comenzamos con la masa: mezclamos en un bol la harina, la maizena, el azúcar y la sal. Añadimos la mantequilla muy fría y cortada en daditos, y la mezclamos con los dedos, presionando, hasta que tenga aspecto de migas de pan. Incorporamos el buttermilk y la esencia de vainilla y mezclamos todos los ingredientes formando una bola. La envolvemos en papel film, y la dejamos en el frigorífico para que se endurezca.
Cuando la masa esté lista, precalentamos el horno a 180º. Lavamos y escurrimos bien las moras y frambuesas, y las mezclamos con el resto de ingredientes del relleno en un bol. Reservamos.
Preparamos dos papeles de horno, sacamos la masa del frigorífico, le quitamos el papel film y la depositamos sobre un papel de horno, colocamos el otro encima, y con un rodillo la estiramos dándole forma redondeada, hasta que tenga un grosor aproximado de medio centímetro. Quitamos el papel de horno superior, y distribuimos el relleno en la masa, dejando un borde libre de más o menos cinco centímetros.
Doblamos el borde exterior de la masa sobre el relleno, y lo pincelamos con el huevo o la clara de huevo batida. Espolvoreamos azúcar moreno sobre la galette, la colocamos con el papel sobre una bandeja de horno, y horneamos durante 50 minutos aproximadamente, o hasta que la masa esté cocida y dorada.
Sacamos del horno y la colocamos sobre una rejilla para que se temple. Y lista, si os gustan los frutos rojos, vais a disfrutar muchísimo.
Ideas y consejos:
- No hay problema en dejar la masa en el frigorífico el día de antes, así tendremos trabajo adelantado si el día que vayamos a comer la galette es complicado.
- Es una tarta de aspecto rústico, y ahí radica parte de su encanto. Por eso, no es necesario que los bordes de masa que cubren parte de la tarta queden perfectos.
- Si os gusta, espolvoread un poco de azúcar glas sobre la galette antes de servir, quedará más bonita. Yo no suelo ponerle porque creo que ya tiene suficiente azúcar.
- Muy buena también con fresas, arándanos, grosellas, o con una mezcla de frutos rojos, como más os guste.
- El momento de meter los dedos para incorporar la mantequilla a la mezcla de harinas y azúcar, es "pegajoso" pero, afortunadamente, termina.
- A mí me encanta recién hecha, templadita. El frigorífico no le sienta muy bien, reblandece la masa, aunque si sobra es necesario que esté refrigerada.
Para la masa:
- 220 gramos de harina.
- 60 gramos de azúcar.
- 30 gramos de maizena.
- Una pizca de sal.
- 100 gramos de mantequilla fría.
- Una cucharadita de esencia de vainilla.
- Medio vaso de buttermilk (o medio vaso de leche con una cucharadita de zumo de limón).
Para el relleno:
- 200 gramos de frambuesas.
- 200 gramos de moras.
- Tres cucharadas de harina.
- Dos cucharadas de zumo de limón.
- Dos cucharadas de leche.
- 40 gramos de azúcar.
Necesitamos también:
- Un huevo o una clara de huevo.
- Azúcar moreno.
Preparación:
Como imagino que no tenemos buttermilk (yo al menos no lo he encontrado en ningún comercio), llenamos medio vaso de leche con una cucharadita de zumo de limón, y lo dejamos que repose. Al cabo de unos diez minutos, la leche parecerá cortada, como si tuviera grumos.
Comenzamos con la masa: mezclamos en un bol la harina, la maizena, el azúcar y la sal. Añadimos la mantequilla muy fría y cortada en daditos, y la mezclamos con los dedos, presionando, hasta que tenga aspecto de migas de pan. Incorporamos el buttermilk y la esencia de vainilla y mezclamos todos los ingredientes formando una bola. La envolvemos en papel film, y la dejamos en el frigorífico para que se endurezca.
Cuando la masa esté lista, precalentamos el horno a 180º. Lavamos y escurrimos bien las moras y frambuesas, y las mezclamos con el resto de ingredientes del relleno en un bol. Reservamos.
Preparamos dos papeles de horno, sacamos la masa del frigorífico, le quitamos el papel film y la depositamos sobre un papel de horno, colocamos el otro encima, y con un rodillo la estiramos dándole forma redondeada, hasta que tenga un grosor aproximado de medio centímetro. Quitamos el papel de horno superior, y distribuimos el relleno en la masa, dejando un borde libre de más o menos cinco centímetros.
Doblamos el borde exterior de la masa sobre el relleno, y lo pincelamos con el huevo o la clara de huevo batida. Espolvoreamos azúcar moreno sobre la galette, la colocamos con el papel sobre una bandeja de horno, y horneamos durante 50 minutos aproximadamente, o hasta que la masa esté cocida y dorada.
Sacamos del horno y la colocamos sobre una rejilla para que se temple. Y lista, si os gustan los frutos rojos, vais a disfrutar muchísimo.
Ideas y consejos:
- No hay problema en dejar la masa en el frigorífico el día de antes, así tendremos trabajo adelantado si el día que vayamos a comer la galette es complicado.
- Es una tarta de aspecto rústico, y ahí radica parte de su encanto. Por eso, no es necesario que los bordes de masa que cubren parte de la tarta queden perfectos.
- Si os gusta, espolvoread un poco de azúcar glas sobre la galette antes de servir, quedará más bonita. Yo no suelo ponerle porque creo que ya tiene suficiente azúcar.
- Muy buena también con fresas, arándanos, grosellas, o con una mezcla de frutos rojos, como más os guste.
- El momento de meter los dedos para incorporar la mantequilla a la mezcla de harinas y azúcar, es "pegajoso" pero, afortunadamente, termina.
- A mí me encanta recién hecha, templadita. El frigorífico no le sienta muy bien, reblandece la masa, aunque si sobra es necesario que esté refrigerada.
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