Las famosas patatas hasselbak, o cómo convertir este humilde tubérculo en un plato de fiesta, con una original presentación y, lo más importante, en un bocado delicioso.
Se trata de una preparación de origen sueco, que acompaña a la perfección carnes y pescados, y que frecuentemente se rellenan con bacon, queso, tomate... También admiten distintas hierbas aromáticas: romero, orégano, albahaca, laurel, o tomillo como en esta ocasión.
Ingredientes:
- Patatas.
- Tomillo.
- Pimienta negra recién molida.
- Mantequilla.
- Aceite de oliva virgen.
- Sal.
Preparación:
Elegimos unas buenas patatas, ovaladas y que tengan un tamaño similar, y las lavamos bien, sin pelar, con un cepillo bajo el agua.
Seguidamente efectuamos los cortes: finas rodajas de un extremo a otro de la patata, con mucho cuidado para no cortar la parte de abajo, porque las rodajas deben quedar unidas. En este paso podemos ayudarnos con un par de lapices, o similar: se coloca la patata entre ambos y será más fácil no rebanar del todo la patata.
Precalentamos el horno a 180º.
Colocamos las patatas en una bandeja de horno picelada con aceite de oliva, las salpimentamos, espolvoreamos con tomillo, o con la hierba aromática elegida (o una combinación de varias), regamos con aceite de oliva virgen, y al horno hasta que se asen y las rodajas queden crujientes.
Las sacamos del horno, y añadimos una nuez de mantequilla sobre cada patata caliente. Si las queremos más ligeras, se puede prescindir de la mantequilla sin problema.
Irresistible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario