Hoy os traigo una receta fácil y con pocos ingredientes, aunque hay que seguir unas sencillas pautas para conseguir que la sepia esté tierna y no parezca un chicle incomible, y tener un poco de paciencia para limpiarla. Es cuestión de seguir unos sencillos pasos, y conseguiremos un plato diez en pocos minutos.
Ingredientes:
- Una sepia.
- Dos dientes de ajo.
- Un ramillete de perejil fresco.
- Aceite de oliva virgen (imprescindible).
- Sal.
Preparación:
Comenzamos con el aliño: pelamos los ajos, les quitamos el germen, los cortamos en lonchitas y reservamos. Lavamos el perejil, lo secamos cuidadosamente con un paño, y quitamos los tallos. Ponemos en el mortero el ajo y el perejil, y lo majamos con la maza hasta que esté bien picado. Añadimos aceite de oliva virgen, removemos y reservamos.
Seguidamente, limpiamos la sepia: separamos las patas del cuerpo, y le quitamos el pico y las bolsas de la tinta y la melsa, si tiene. Después hay que lavarla, abrirla, y quitarle la piel o membrana que la recubre (es más fácil bajo el chorro de agua del grifo). Las patas las lavamos e intentamos quitar también la membrana que las cubre. Conforme vamos limpiando, la ponemos en un escurridor para que vaya soltando el agua. La tinta y la melsa podemos reservarlas para otra preparación (ver consejos).
A continuación, secamos muy bien el cuerpo y las patas de la sepia, para eliminar al máximo la humedad. Podemos hacerlo con un paño limpio o con papel de cocina. La vamos a asar abierta, así que es aconsejable hacer unos pequeños cortes con el cuchillo alrededor de la sepia para que no se enrolle sobre sí misma, y abrir las patas.
Calentamos una plancha al fuego hasta que esté muy caliente, espolvoreamos con sal, y asamos la sepia a fuego fuerte, vuelta y vuelta. Lo justo para que no quede cruda; si nos pasamos de cocción, quedará dura.
Sacamos de la plancha y la cortamos en trocitos, salseamos con el picadillo de ajo, perejil y aceite, y servimos con un buen pan. Sencillo y sublime.
Consejos:
- La tinta la podemos guardar o congelar para preparar, por ejemplo, este ARROZ NEGRO. Por supuesto, está mucho más rico con tinta de sepia natural que con los sobrecitos que nos venden congelados en el super.
- La melsa o bazo es una bolsa marrón que normalmente se desecha, aunque puede utilizarse en cocina siempre que sea muy fresca. Yo nunca la he utilizado hasta ahora, pero he visto propuestas interesantes, como esta SEPIA ESTOFADA CON CEBOLLA, TOMATE Y VINO BLANCO de "El Comidista".
- Es importante quitar el germen al ajo cuándo vamos a consumirlo crudo, para que no repita.
- Cuatro reglas para que el plato sea de diez: limpiar bien la sepia, quitándole la piel que la recubre, secarla perfectamente, que la plancha esté muy caliente, y cocinar muy poco tiempo, apenas un minuto por cada lado.
Comenzamos con el aliño: pelamos los ajos, les quitamos el germen, los cortamos en lonchitas y reservamos. Lavamos el perejil, lo secamos cuidadosamente con un paño, y quitamos los tallos. Ponemos en el mortero el ajo y el perejil, y lo majamos con la maza hasta que esté bien picado. Añadimos aceite de oliva virgen, removemos y reservamos.
Seguidamente, limpiamos la sepia: separamos las patas del cuerpo, y le quitamos el pico y las bolsas de la tinta y la melsa, si tiene. Después hay que lavarla, abrirla, y quitarle la piel o membrana que la recubre (es más fácil bajo el chorro de agua del grifo). Las patas las lavamos e intentamos quitar también la membrana que las cubre. Conforme vamos limpiando, la ponemos en un escurridor para que vaya soltando el agua. La tinta y la melsa podemos reservarlas para otra preparación (ver consejos).
A continuación, secamos muy bien el cuerpo y las patas de la sepia, para eliminar al máximo la humedad. Podemos hacerlo con un paño limpio o con papel de cocina. La vamos a asar abierta, así que es aconsejable hacer unos pequeños cortes con el cuchillo alrededor de la sepia para que no se enrolle sobre sí misma, y abrir las patas.
Calentamos una plancha al fuego hasta que esté muy caliente, espolvoreamos con sal, y asamos la sepia a fuego fuerte, vuelta y vuelta. Lo justo para que no quede cruda; si nos pasamos de cocción, quedará dura.
Sacamos de la plancha y la cortamos en trocitos, salseamos con el picadillo de ajo, perejil y aceite, y servimos con un buen pan. Sencillo y sublime.
Consejos:
- La tinta la podemos guardar o congelar para preparar, por ejemplo, este ARROZ NEGRO. Por supuesto, está mucho más rico con tinta de sepia natural que con los sobrecitos que nos venden congelados en el super.
- La melsa o bazo es una bolsa marrón que normalmente se desecha, aunque puede utilizarse en cocina siempre que sea muy fresca. Yo nunca la he utilizado hasta ahora, pero he visto propuestas interesantes, como esta SEPIA ESTOFADA CON CEBOLLA, TOMATE Y VINO BLANCO de "El Comidista".
- Es importante quitar el germen al ajo cuándo vamos a consumirlo crudo, para que no repita.
- Cuatro reglas para que el plato sea de diez: limpiar bien la sepia, quitándole la piel que la recubre, secarla perfectamente, que la plancha esté muy caliente, y cocinar muy poco tiempo, apenas un minuto por cada lado.
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