Imagino que estas fajitas de pollo no tienen nada que ver con las originales, las mexicanas; bueno, no lo imagino, lo sé porque las he comido en restaurantes mexicanos y la diferencia es grande. Pero...hace bastante tiempo que comencé a prepararlas en casa y, aunque he intentado otras combinaciones e ingredientes, ésta es la preferida y la repetimos una y otra vez. De ahí el nombre de la receta.
Ahí la tenéis, básicamente pollo, pimientos, salsa de queso, especias y hierbas aromáticas. Y la tortilla, que he dejado abierta para que se vea el relleno.
Ingredientes:
- Dos pechugas de pollo sin hueso.
- Un pimiento rojo grande.
- Un pimiento verde grande.
- Un pimiento amarillo grande.
- Una cebolla grande.
- Una cucharadita de comino.
- Una cucharadita de ajo granulado.
- Una cucharadita de cilantro en polvo.
- Media cucharadita de chile en copos.
- Un manojo de cilantro fresco picado.
- Una cucharada de orégano seco.
- Sal.
- Pimienta negra recién molida.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Tortillas de trigo o maíz.
Para la salsa de queso:
- Una rodaja de queso provolone.
- 200 mililitros de nata para cocinar.
- Sal.
- Pimienta negra recién molida.
Preparación:
Comenzamos con el pollo. Fileteamos las pechugas y las cortamos en finas tiras. Las metemos en una fiambrera y añadimos una cucharadita de comino, otra de cilantro en polvo, otra de ajo granulado, media cucharadita de chile en copos, una cucharada de orégano, el cilantro picado, una cucharadita de sal, pimienta negra recién molida, y un chorrito de aceite. Mezclamos, tapamos y reservamos en el frigorífico hasta el momento de utilizarlo.
Vamos con las hortalizas. Pelamos, lavamos la cebolla y la cortamos en plumas. Lavamos los pimientos, los secamos y los cortamos en tiras, desechando el pedúnculo, así como las hebras y semillas interiores.
En una sartén amplia, con un hilo de aceite de oliva virgen extra, salteamos la cebolla y los pimientos con una pizca de sal, a fuego medio. No es necesario cocinarlos en exceso, aunque si nos gustan más blanditos, los tapamos y rebajamos el fuego. Cuándo la verdura esté casi lista, añadimos el pollo y lo cocinamos todo junto mezclando bien. Comprobamos el punto de sazón y de condimentos, y rectificamos si es necesario.
Ya tenemos listo el relleno, vamos con la salsa de queso facilísima. Tanto como trocear el queso provolone, meterlo en un cazo, añadir la nata y derretir a fuego lento sin dejar de remover con una cuchara. Cuando esté fundido, salpimentamos y probamos, y rectificamos a nuestro gusto.
Y a la mesa el relleno, la salsa y las tortillas. También hojas de lechuga, rodajas de tomate, guacamole o aguacante loncheado, aunque no estén en la foto. Y que cada cual se monte su fajita.
Ideas y consejos:
- Si no hay tiempo de marinar el pollo, también podemos condimentarlo directamente en la sartén.
- Y si no tenemos a nuestro alcance cilantro fresco, un bote de hojas de cilantro seco nos hará un buen apaño. Lo digo por experiencia; no es fácil encontrarlo cuando no tienes un supermercado grande o un buen mercado cerca.
- La cantidad de especias y hierbas aromáticas depende del gusto de cada cual. Y, sobre todo, cuidado con el picante, mejor no pasarnos pero añadid más si os gusta.
- La salsa de queso se puede sustituir por crema agria o yogur natural. Os confieso que últimamente yo prefiero esta opción a la salsa de queso, pero el resto de la familia es fiel a esta última. Me gusta porque queda más fresco y ligero.
- Sí, podemos dejar el relleno preparado en el frigorífico el día de antes para llegar a casa y comer.
- Si la salsa de queso queda muy espesa, añadid un poco de leche y solucionado.
- Si sois más de tres personas, doblad cantidades o haréis corto. Nosotros somos cuatro, pero hay una persona que, digamos, come poco. ¿Que quién es esa persona? Lo confieso, yo misma que con poco tengo bastante.
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