El blog acaba de cumplir tres años. Tres años llenos de cocina, fotos, aciertos y muchos fallos, y también de búsqueda y descubrimiento de muchas recetas que ya hemos hecho nuestras. Y tres años en los que poco a poco voy cumpliendo mi objetivo: tener mis recetas preferidas escritas y reunidas en un único espacio. Además, veo con satisfacción como en casa leen las recetas y cocinan, sobre todo mi hija Andrea; y también, por qué no reconocerlo, cómo desde países lejanos alguien entra en esta página y es posible que quizá cocine una de mis recetas.
Para celebrarlo, vamos a cocinar unas galletas muy dulces, con el maravilloso sabor de la canela: snickerdoodles, crujientes por fuera y blanditas por dentro. Existen muchas teorías sobre su origen, aunque lo cierto es que son famosas en Estados Unidos, tanto que se han convertido en un sabor para dulces, cafés o helados, e incluso existen velas y ambientadores con el aroma de esta galleta.
La verdad es que son buenísimas, y se conservan perfectamente en una caja metálica durante varios días, y el aroma que desprenden durante el horneado es una delicia, así que la idea de las velas debe ser un acierto.
Ingredientes:
- 125 gramos de mantequilla, a temperatura ambiente.
- 110 gramos de azúcar.
- Una cucharadita de azúcar de vainilla.
- 250 gramos de harina.
- Una pizca de sal.
- Un huevo.
- Media cucharadita de nuez moscada en polvo.
- Una cucharadita de levadura química.
Para el "rebozado":
- Dos cucharadas de azúcar.
- Dos cucharaditas de canela en polvo.
Preparación:
Comenzamos tamizando la harina con la levadura, la nuez moscada y la sal, utilizando un colador o un tamiz. Reservamos.
Batimos con unas varillas eléctricas, la mantequilla, que debe estar a temperatura ambiente (blanda), con el azúcar y el azúcar de vainilla hasta que se mezcle bien. Añadimos el huevo y seguimos batiendo, seguidamente incorporamos la mezcla de harina tamizada y batimos hasta que se integren todos los ingredientes. Obtendremos una masa desmigada, que debemos amasar a mano hasta conseguir una bola, manejable pero blanda.
Preparamos una bandeja de horno con papel sulfurizado. Mezclamos el azúcar y la canela del rebozado, formamos bolitas con la masa (del tamaño de una nuez), y las rebozamos. Las vamos colocando sobre la bandeja, separadas porque crecen en el horno, y las aplastamos ligeramente con la palma de la mano. Horneamos en el horno precalentado a 180º durante 12 minutos, aproximadamente, o hasta que comiencen a dorarse.
Las sacamos del horno y las colocamos sobre una rejilla para que se enfríen. Os aseguro que son un bocado delicioso, sobre todo recién horneadas. Ideales para acompañar un café o un té calentito.
Consejos:
- Si no os gusta la nuez moscada, no la pongáis; aunque os aseguro que su sabor es buenísimo.
- Se conservan perfectamente en una caja de metal durante varios días. El primer día están blanditas por dentro; con el paso del tiempo dejan de estarlo, y la textura es más crujiente, pero están igualmente ricas. Aunque os aseguro que no durarán mucho en la caja.
- Si tenéis una batidora de varillas eléctrica, la tarea será más fácil y más rápida. Batimos hasta que se mezcle toda la masa, y luego la amasamos con las manos sobre la encimera. Y si no tenéis, batimos con unas varillas a mano, hasta que la masa ya no nos permita continuar; entonces seguimos con las manos.
- Si no habéis sacado la mantequilla del frigorífico con antelación, o no se ha reblandecido, la podemos calentar en el microondas durante diez segundos. Recordad que no debe estar líquida.
- La sal es un potenciador del sabor, y funciona fenomenal en los dulces que llevan harina.
Comenzamos tamizando la harina con la levadura, la nuez moscada y la sal, utilizando un colador o un tamiz. Reservamos.
Batimos con unas varillas eléctricas, la mantequilla, que debe estar a temperatura ambiente (blanda), con el azúcar y el azúcar de vainilla hasta que se mezcle bien. Añadimos el huevo y seguimos batiendo, seguidamente incorporamos la mezcla de harina tamizada y batimos hasta que se integren todos los ingredientes. Obtendremos una masa desmigada, que debemos amasar a mano hasta conseguir una bola, manejable pero blanda.
Preparamos una bandeja de horno con papel sulfurizado. Mezclamos el azúcar y la canela del rebozado, formamos bolitas con la masa (del tamaño de una nuez), y las rebozamos. Las vamos colocando sobre la bandeja, separadas porque crecen en el horno, y las aplastamos ligeramente con la palma de la mano. Horneamos en el horno precalentado a 180º durante 12 minutos, aproximadamente, o hasta que comiencen a dorarse.
Las sacamos del horno y las colocamos sobre una rejilla para que se enfríen. Os aseguro que son un bocado delicioso, sobre todo recién horneadas. Ideales para acompañar un café o un té calentito.
Consejos:
- Si no os gusta la nuez moscada, no la pongáis; aunque os aseguro que su sabor es buenísimo.
- Se conservan perfectamente en una caja de metal durante varios días. El primer día están blanditas por dentro; con el paso del tiempo dejan de estarlo, y la textura es más crujiente, pero están igualmente ricas. Aunque os aseguro que no durarán mucho en la caja.
- Si tenéis una batidora de varillas eléctrica, la tarea será más fácil y más rápida. Batimos hasta que se mezcle toda la masa, y luego la amasamos con las manos sobre la encimera. Y si no tenéis, batimos con unas varillas a mano, hasta que la masa ya no nos permita continuar; entonces seguimos con las manos.
- Si no habéis sacado la mantequilla del frigorífico con antelación, o no se ha reblandecido, la podemos calentar en el microondas durante diez segundos. Recordad que no debe estar líquida.
- La sal es un potenciador del sabor, y funciona fenomenal en los dulces que llevan harina.
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