Los pastéis de belém son una especialidad tradicional de la repostería portuguesa, cuya receta permanece en secreto. Pero, tras buscar en libros de cocina portuguesa, apareció esta receta, que es buenísima. Sinceramente no sé si es fiel a la auténtica porque no he tenido la suerte de degustarlos en Portugal, aunque espero viajar allí algún día.
Se cree que fueron creados en el Monasterio de los Jerónimos, en el barrio de Belém de las afueras de Lisboa, en el S.XVIII. En cualquier caso, un bocado irresistible: hojaldre y crema de nata con limón y canela.
*Necesitamos moldes metálicos pequeños y redondos. Yo utilizo flaneras pequeñas.
Ingredientes:
- Un cuarto de litro de leche.
- Tres yemas de huevo.
- Medio limón.
- Medio palo de canela.
- 150 gramos de azúcar.
- Un vaso de leche fría.
- 25 gramos de maizena.
- Mantequilla para engrasar los moldes.
- Una plancha de hojaldre cuadrada o rectangular.
Preparación:
Comenzamos con la crema de nata. Calentamos la nata con el azúcar, la canela y la piel limón hasta que hierva. Entonces, sacamos la canela y la piel de limón, y añadimos la maizena disuelta en medio vaso de leche fría, y cocemos removiendo con unas varillas hasta que hierva y espese. Mezclamos las yemas de huevo en el resto de la leche (medio vaso), y las añadimos a la crema, removiendo constantemente sin que llegue a hervir. La crema tiene que espesar al calor pero sin hervir; si se calienta demasiado, retiramos del fuego y seguimos removiendo, y repetimos la acción las veces que sean necesarias hasta que espese.
Hay que tener muchísimo cuidado, porque si la crema hierve, las yemas de huevo se cuajan. Si se calienta mucho, retiraremos del calor y seguiremos removiendo, y volveremos a calentar. Hay que jugar con el calor: necesitamos que se caliente para que espese, pero retiraremos del calor antes de que entre en ebullición para que no cuaje. Y así hasta obtener una crema espesa sin grumos, siempre sin dejar de remover con las varillas.
Cuando la crema esté lista, la dejamos templar.
Mientras tanto, nos ocupamos del hojaldre. Lo enrollamos sobre sí mismo, y lo cortamos en rodajitas de un centímetro de grosor. Pincelamos los moldes con mantequilla derretida, y extendemos los trocitos de hojaldre con los dedos por su interior, cubriendo el fondo y las paredes.
Precalentamos el horno a 180º.
Rellenamos el hojaldre con la crema y horneamos hasta que veamos los bordes del hojaldre dorados y que la superficie de la crema comienza a tostarse. Desmoldamos en cuanto se templen, y los dejamos enfriar sobre una rejilla.
Son deliciosos calientes o fríos, con azúcar por encima o sin ella, o con azúcar y canela.
Consejos:
- Atentos a la crema, para que no se cuaje y no se corte.
- Con estas cantidades y utilizando moldes pequeños, salen unos diez pastelitos.
- Yo utilizo hojaldre fresco de Lidl; es el que más me gusta de los que venden preparados.
- La mantequilla la derretimos en el microondas, en un bol tapada con un plato. Lo haremos de diez en diez segundos hasta que se derrita. Cuidado porque si se calienta en exceso salpica y ensucia mucho.
Se cree que fueron creados en el Monasterio de los Jerónimos, en el barrio de Belém de las afueras de Lisboa, en el S.XVIII. En cualquier caso, un bocado irresistible: hojaldre y crema de nata con limón y canela.
*Necesitamos moldes metálicos pequeños y redondos. Yo utilizo flaneras pequeñas.
Ingredientes:
- Un cuarto de litro de leche.
- Tres yemas de huevo.
- Medio limón.
- Medio palo de canela.
- 150 gramos de azúcar.
- Un vaso de leche fría.
- 25 gramos de maizena.
- Mantequilla para engrasar los moldes.
- Una plancha de hojaldre cuadrada o rectangular.
Preparación:
Comenzamos con la crema de nata. Calentamos la nata con el azúcar, la canela y la piel limón hasta que hierva. Entonces, sacamos la canela y la piel de limón, y añadimos la maizena disuelta en medio vaso de leche fría, y cocemos removiendo con unas varillas hasta que hierva y espese. Mezclamos las yemas de huevo en el resto de la leche (medio vaso), y las añadimos a la crema, removiendo constantemente sin que llegue a hervir. La crema tiene que espesar al calor pero sin hervir; si se calienta demasiado, retiramos del fuego y seguimos removiendo, y repetimos la acción las veces que sean necesarias hasta que espese.
Hay que tener muchísimo cuidado, porque si la crema hierve, las yemas de huevo se cuajan. Si se calienta mucho, retiraremos del calor y seguiremos removiendo, y volveremos a calentar. Hay que jugar con el calor: necesitamos que se caliente para que espese, pero retiraremos del calor antes de que entre en ebullición para que no cuaje. Y así hasta obtener una crema espesa sin grumos, siempre sin dejar de remover con las varillas.
Cuando la crema esté lista, la dejamos templar.
Mientras tanto, nos ocupamos del hojaldre. Lo enrollamos sobre sí mismo, y lo cortamos en rodajitas de un centímetro de grosor. Pincelamos los moldes con mantequilla derretida, y extendemos los trocitos de hojaldre con los dedos por su interior, cubriendo el fondo y las paredes.
Precalentamos el horno a 180º.
Rellenamos el hojaldre con la crema y horneamos hasta que veamos los bordes del hojaldre dorados y que la superficie de la crema comienza a tostarse. Desmoldamos en cuanto se templen, y los dejamos enfriar sobre una rejilla.
Son deliciosos calientes o fríos, con azúcar por encima o sin ella, o con azúcar y canela.
Consejos:
- Atentos a la crema, para que no se cuaje y no se corte.
- Con estas cantidades y utilizando moldes pequeños, salen unos diez pastelitos.
- Yo utilizo hojaldre fresco de Lidl; es el que más me gusta de los que venden preparados.
- La mantequilla la derretimos en el microondas, en un bol tapada con un plato. Lo haremos de diez en diez segundos hasta que se derrita. Cuidado porque si se calienta en exceso salpica y ensucia mucho.
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