Otra receta buenísima de los Hermanos Torres. A este paso, voy a cocinar todo su recetario, aunque me temo que sería imposible.
Siempre intento respetar al máximo sus recetas porque ¿quién soy yo para modificar una creación de estos genios de la cocina?, pero esta vez no tenía calabacín blanco y he utilizado el verde. Supongo que es un pequeño cambio que no afecta demasiado al resultado que, en todo caso, nos ha encantado en casa.
Ingredientes para dos personas:
- Un calabacín blanco en la receta original, verde en mi caso.
- Una sepia pequeña.
- 250 gramos de mejillones.
- Un chorro de vino blanco.
- Un diente de ajo.
- Una cebolla mediana.
- Un pimiento rojo pequeño.
- Una cucharada de pimentón dulce.
- Dos tomates triturados.
- Una ramita de romero.
- La ralladura de un limón.
- Cebollino.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal.
Preparación:
Comenzamos con el sofrito:
Pelamos y picamos muy fino el diente de ajo, y pelamos, lavamos y picamos en brunoise la cebolla y el pimiento. Reservamos los ingredientes por separado.
Lavamos los tomates, les quitamos el pedúnculo y los pelamos. Extraemos las pepitas y picamos hasta reducir a puré.
En una sartén, con un hilo de aceite de oliva virgen extra, sofreímos ligeramente el ajo y, cuando comience a dorar, añadimos la cebolla y una ramita de romero. Freímos hasta que esté doradita; añadimos entonces el pimiento y rehogamos un par de minutos. Incorporamos el pimentón dulce, removemos, y añadimos el tomate triturado. Hay que freír hasta que el sofrito quede seco y comience a pegarse en la sartén. En ese momento, retiramos del calor.
Mientras se cocina el sofrito, preparamos los mejillones:
Los limpiamos quitando las barbas y los restos pegados en las conchas, lavamos, escurrimos, y los metemos en una cazuela con un buen chorro de vino blanco. Tapamos y cocemos a fuego vivo hasta que se abran; retiramos del calor, y, con cuidado para no quemarnos, colamos reservando el jugo. Cuando podamos manipular los mejillones, los separamos de las cochas. Reservamos los mejillones dentro de su jugo en el frigorífico, y desechamos las conchas.
Seguimos con la sepia:
Separamos las patas del cuerpo, y le quitamos la tinta, si la tiene. Lavamos bien bajo el grifo las patas, abrimos el cuerpo y lo lavamos igualmente quitando la membrana que lo recubre. La cortamos en pequeños trocitos, y escurrimos bien el agua. Reservamos en el frigorífico.
Y vamos con los "tallarines". Lavamos y despuntamos los calabacines; si tienes un espiralizador, los tendrás en un momento. Y, si como yo, no lo tienes, corta finas láminas a lo largo, y luego cada lámina en finas tiras, y reserva tapado en el frigorífico.
Una vez esté preparado el sofrito, retiramos la rama de romero, regamos con el jugo de los mejillones colado, y añadimos los tallarines de calabacín. Cocinamos hasta que estén tiernos, a nuestro gusto, y añadimos los mejillones.
Volvemos a escurrir bien la sepia, y la secamos con papel de cocina. La salteamos ligeramente en una sartén con un hilo de aceite de oliva virgen y sal, y la añadimos a los tallarines. Probamos el punto de sazón, y rectificamos si es necesario.
Servimos con la ralladura de limón y el cebollino.
Ideas y consejos:
- Como no tengo espiralizador, algo que espero remediar en breve, pero sí mandolina, corto las láminas de calabacín muy finas a lo largo, y después utilizo un cuchillo para hacer los tallarines. Quedan un poco rústicos, no hay más que ver la foto, pero igual de ricos.
- Plato único, a mi entender. Si os apetece, con un poco de pan.
- Los tallarines de verdura u hortalizas están de moda, no hay duda. En algunos supermercados venden los de calabacín ya cortados; eso sí, ojo al precio del kilo, que multiplica escandalosamente al de los calabacines enteros.
- Yo reservo todos los ingredientes en el frigorífico, incluidas las hortalizas, porque lo he preparado en verano y en mi cocina hace muchísimo calor.
- No tires las pepitas del tomate, ya sabes que están buenísimas, tanto que se las denomina "caviar de tomate". Perfectas en ensaladas, como la de aguacate y anchoa, que puedes ver aquí, y la de lentejas.
- Si la sepia tiene tinta, se puede congelar, ya que no la vamos a utilizar en esta preparación.
Siempre intento respetar al máximo sus recetas porque ¿quién soy yo para modificar una creación de estos genios de la cocina?, pero esta vez no tenía calabacín blanco y he utilizado el verde. Supongo que es un pequeño cambio que no afecta demasiado al resultado que, en todo caso, nos ha encantado en casa.
Ingredientes para dos personas:
- Un calabacín blanco en la receta original, verde en mi caso.
- Una sepia pequeña.
- 250 gramos de mejillones.
- Un chorro de vino blanco.
- Un diente de ajo.
- Una cebolla mediana.
- Un pimiento rojo pequeño.
- Una cucharada de pimentón dulce.
- Dos tomates triturados.
- Una ramita de romero.
- La ralladura de un limón.
- Cebollino.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal.
Preparación:
Comenzamos con el sofrito:
Pelamos y picamos muy fino el diente de ajo, y pelamos, lavamos y picamos en brunoise la cebolla y el pimiento. Reservamos los ingredientes por separado.
Lavamos los tomates, les quitamos el pedúnculo y los pelamos. Extraemos las pepitas y picamos hasta reducir a puré.
En una sartén, con un hilo de aceite de oliva virgen extra, sofreímos ligeramente el ajo y, cuando comience a dorar, añadimos la cebolla y una ramita de romero. Freímos hasta que esté doradita; añadimos entonces el pimiento y rehogamos un par de minutos. Incorporamos el pimentón dulce, removemos, y añadimos el tomate triturado. Hay que freír hasta que el sofrito quede seco y comience a pegarse en la sartén. En ese momento, retiramos del calor.
Mientras se cocina el sofrito, preparamos los mejillones:
Los limpiamos quitando las barbas y los restos pegados en las conchas, lavamos, escurrimos, y los metemos en una cazuela con un buen chorro de vino blanco. Tapamos y cocemos a fuego vivo hasta que se abran; retiramos del calor, y, con cuidado para no quemarnos, colamos reservando el jugo. Cuando podamos manipular los mejillones, los separamos de las cochas. Reservamos los mejillones dentro de su jugo en el frigorífico, y desechamos las conchas.
Seguimos con la sepia:
Separamos las patas del cuerpo, y le quitamos la tinta, si la tiene. Lavamos bien bajo el grifo las patas, abrimos el cuerpo y lo lavamos igualmente quitando la membrana que lo recubre. La cortamos en pequeños trocitos, y escurrimos bien el agua. Reservamos en el frigorífico.
Y vamos con los "tallarines". Lavamos y despuntamos los calabacines; si tienes un espiralizador, los tendrás en un momento. Y, si como yo, no lo tienes, corta finas láminas a lo largo, y luego cada lámina en finas tiras, y reserva tapado en el frigorífico.
Una vez esté preparado el sofrito, retiramos la rama de romero, regamos con el jugo de los mejillones colado, y añadimos los tallarines de calabacín. Cocinamos hasta que estén tiernos, a nuestro gusto, y añadimos los mejillones.
Volvemos a escurrir bien la sepia, y la secamos con papel de cocina. La salteamos ligeramente en una sartén con un hilo de aceite de oliva virgen y sal, y la añadimos a los tallarines. Probamos el punto de sazón, y rectificamos si es necesario.
Servimos con la ralladura de limón y el cebollino.
Ideas y consejos:
- Como no tengo espiralizador, algo que espero remediar en breve, pero sí mandolina, corto las láminas de calabacín muy finas a lo largo, y después utilizo un cuchillo para hacer los tallarines. Quedan un poco rústicos, no hay más que ver la foto, pero igual de ricos.
- Plato único, a mi entender. Si os apetece, con un poco de pan.
- Los tallarines de verdura u hortalizas están de moda, no hay duda. En algunos supermercados venden los de calabacín ya cortados; eso sí, ojo al precio del kilo, que multiplica escandalosamente al de los calabacines enteros.
- Yo reservo todos los ingredientes en el frigorífico, incluidas las hortalizas, porque lo he preparado en verano y en mi cocina hace muchísimo calor.
- No tires las pepitas del tomate, ya sabes que están buenísimas, tanto que se las denomina "caviar de tomate". Perfectas en ensaladas, como la de aguacate y anchoa, que puedes ver aquí, y la de lentejas.
- Si la sepia tiene tinta, se puede congelar, ya que no la vamos a utilizar en esta preparación.
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