A mi padre le gustaban las torrijas, llesques como él las llamaba, y siempre que las preparo me acuerdo de él, y hoy no ha sido una excepción. Yo siempre las hago empapadas en leche y rebozadas en huevo, como las hacía mi madre. Aunque creo que ya es hora de probar otras opciones. A la próxima.
Ingredientes:
- Pan del día anterior, o pan especial para torrijas.
- Leche entera.
- Dos huevos.
- Aceite de girasol.
- Azúcar.
- Canela (opcional).
Preparación:
Muy fácil. Cortamos el pan en rebanadas (llesques), ponemos leche en un recipiente hondo y batimos dos huevos en un plato.
Metemos las rebanadas de pan en la leche, y dejamos que se empapen bien por los dos lados (sin que lleguen a romperse). Las sacamos de la leche y las pasamos por el huevo batido.
Calentamos aceite abundante en una sartén, y freímos el pan hasta que esté bien dorado. Retiramos y escurrimos sobre papel de cocina.
Justo antes de comerlas, las rebozamos con azúcar, o con una mezcla de azúcar y canela. Yo, personalmente, las prefiero sólo con azúcar, supongo que porque siempre las he tomado así.
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