Hace un tiempo que hemos adoptado la acepción inglesa smoothies, para designar a las bebidas cremosas no alcohólicas, preparadas con frutas o verduras y, normalmente, con un producto lácteo. Vamos, los batidos de toda la vida, como el que preparaba mi madre en casa, de fresas con leche y azúcar, que nos encantaba. Yo he cambiado las fresas por frambuesas porque en casa tengo a una adicta a este fruto rojo.
Ingredientes:
- 250 gramos de frambuesas frescas o congeladas.
- Dos yogures naturales.
- Esencia de vainilla.
- Leche al gusto.
- Azúcar al gusto.
Preparación:
No hay nada más fácil: lavamos y escurrimos bien las frambuesas, si son frescas, y las ponemos en el vaso de la batidora. Si son congeladas, las metemos directamente, añadimos dos yogures naturales, una cucharadita de esencia de vainilla, un vaso de leche y dos cucharadas de azúcar.
Batimos hasta obtener una mezcla cremosa. Si la queremos más líquida, añadimos leche y, si nos gusta más dulce, más azúcar. Aunque si nos pasamos con el azúcar quitaremos sabor al batido.
Si no queréis encontrar en la bebida las semillas de las frambuesas, pasad el batido por el colador chino.
Y, por supuesto, si no nos agrada la vainilla, la eliminamos. Dejamos un par de horas en el frigorífico bien tapado, para que se enfríe y listo; ésto no será necesario si hemos utilizado frambuesas congeladas.
Para amantes de los frutos rojos y de las frambuesas en particular. Por cierto, mirad que pinta tenían estas frutitas.
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