La primera vez que probamos este plato en casa fue una sorpresa, una sorpresa que nos encantó. Una forma muy diferente de tomar lentejas, con queso halloumi que de un tiempo a esta parte es uno de nuestros preferidos. Ya os hablé aquí de este producto, precisamente en una receta de la misma autora.
Y no, la receta no es mía, es de Yolanda, del blog Cocido de Sopa, cuya lectura os recomiendo encarecidamente. Tiene muchas recetas súper originales, que tanto me gusta cocinar y probar.
La pena es que no tengo las lentejas que ella recomienda, las moong dal, de origen hindú y que confiaba en comprar en mi último viaje a Londres, pero no pudo ser. Intentaré encontrarlas por estos lares, aunque yo las he sustituido por la típica lenteja pelada de color amarillo, y el resultado es muy rico. Lo único, cuidadito con la cocción, que debe ser corta porque se deshace con facilidad.
Ingredientes:
- 100 gramos de lentejas peladas.
- Un diente de ajo.
- Una cebolla.
- Un calabacín.
- Dos tomates rojos.
- Una cucharada de concentrado de tomate.
- Media cucharadita de pimentón dulce.
- Un cuarto de cucharadita de harissa.
- 250 gramos de queso halloumi.
- 250 gramos de queso halloumi.
- Medio vaso de agua.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal.
Preparación:
Comenzamos con las verduras y hortalizas: Pelamos el diente de ajo y lo picamos muy fino. Pelamos y lavamos la cebolla, el calabacín y los tomates, y los picamos en brunoise.
En una sartén amplia, que sea apta para horno, sofreímos el ajo en un hilo de aceite de oliva virgen extra y, cuando comience a dorar, añadimos la cebolla y dejamos que se dore a fuego lento. Incorporamos el calabacín y cocinamos durante 10 minutos y, seguidamente el tomate hasta que se deshaga.
Mientras preparamos el sofrito, cocinamos las lentejas con agua y sal durante diez minutos, si es lenteja pelada, escurrimos y reservamos.
Añadimos una cucharada de concentrado de tomate, media cucharadita de pimentón dulce, un cuarto de cucharadita de harissa, y medio vaso de agua. Cocinamos el conjunto a fuego lento durante cinco minutos e incorporamos las lentejas cocidas. Seguimos con la cocción hasta que se consuma el líquido.
Loncheamos el queso y lo colocamos sobre las lentejas con verdura y, en la misma sartén, gratinamos en el horno a 200º durante veinte minutos, o hasta que el queso esté dorado. Y listo, un plato sorprendente y muy, muy bueno.
La harissa:
Muy utilizada en Oriente Medio, se comercializa en polvo o en pasta, y se utiliza para acompañar el cous cous, macerar las keftas (albóndigas), y carnes como cordero o pollo.
Sus usos principales son como condimento, o como salsa untada en pan para abrir el apetito antes de comer.
La harissa es una mezcla de especias: ajo, cilantro, alcaravea, cayena y sal, que aporta un punto picante a los platos, incluso a nuestras patatas bravas.
En una sartén amplia, que sea apta para horno, sofreímos el ajo en un hilo de aceite de oliva virgen extra y, cuando comience a dorar, añadimos la cebolla y dejamos que se dore a fuego lento. Incorporamos el calabacín y cocinamos durante 10 minutos y, seguidamente el tomate hasta que se deshaga.
Mientras preparamos el sofrito, cocinamos las lentejas con agua y sal durante diez minutos, si es lenteja pelada, escurrimos y reservamos.
Añadimos una cucharada de concentrado de tomate, media cucharadita de pimentón dulce, un cuarto de cucharadita de harissa, y medio vaso de agua. Cocinamos el conjunto a fuego lento durante cinco minutos e incorporamos las lentejas cocidas. Seguimos con la cocción hasta que se consuma el líquido.
Loncheamos el queso y lo colocamos sobre las lentejas con verdura y, en la misma sartén, gratinamos en el horno a 200º durante veinte minutos, o hasta que el queso esté dorado. Y listo, un plato sorprendente y muy, muy bueno.
La harissa:
Muy utilizada en Oriente Medio, se comercializa en polvo o en pasta, y se utiliza para acompañar el cous cous, macerar las keftas (albóndigas), y carnes como cordero o pollo.
Sus usos principales son como condimento, o como salsa untada en pan para abrir el apetito antes de comer.
La harissa es una mezcla de especias: ajo, cilantro, alcaravea, cayena y sal, que aporta un punto picante a los platos, incluso a nuestras patatas bravas.
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