lunes, 27 de abril de 2020

PECHUGA DE PAVO EN SALSA DE LIMÓN


Tenía en la nevera una bandeja de filetes de pechuga de pavo con la intención de hacerlos a la plancha. Pero, por cambiar y salir de la rutina en que llevamos instalados, decidí probar con esta salsa rápida. Un acierto, quedaron buenísimos, y súper jugoso el pavo.

Ingredientes:

- Siete filetes de pavo.
- Una cucharada de harina.
- Medio vaso de vino blanco.
- Un vaso de caldo de ave. 
- Zumo de un limón.
- Ralladura de un limón (solo la parte amarilla).
- Dos cucharadas de soja.
- Dos cucharaditas de azúcar.
- Pimienta negra recién molida.
- Sal.
- Aceite de oliva virgen extra.

Preparación: 

Salpimentamos los filetes de pavo y los marcamos en una sartén con un hilo de aceite de oliva virgen extra, vuelta y vuelta. Retiramos y reservamos.

Rallamos el limón, sólo la parte amarilla, y exprimimos el zumo.

En la misma sartén tostamos una cucharada de harina junto con la ralladura de limón, removiendo con unas varillas para que no se formen grumos. Añadimos el vino blanco y dejamos reducir dos minutos. 

Incorporamos el zumo de limón, el azúcar, la salsa de soja y el caldo de ave. Cocinamos cinco minutos, incorporamos los filetes de pavo, y seguimos diez minutos a fuego lento y tapado. Comprobamos el punto de la salsa y rectificamos de sal si es necesario. Si está ácida, añadimos un poco de azúcar.

Acompaña con patatas fritas, asadas o espárragos salteados. O arroz blanco. Estará rico con cualquier cosa y, además, se cocina en un momento.

Ideas y consejos:

- Si sobra, al congelador, y listo para otro día. 

- El nivel de acidez de la salsa a tu gusto. Si no la quieres muy ácida, añade azúcar.

- También puedes comprar los solomillos de pavo enteros (pechuga) y cortarlos en medallones. O pollo, estará igual de bueno.

- La salsa de soja le da un sabor interesante. Ten cuidado con la sal porque esta salsa suele ser salada. Prueba antes.


jueves, 23 de abril de 2020

SPAGHETTI CON PESTO GENOVÉS Y SALMÓN AHUMADO


¿Te apetece un plato de pasta delicioso, especial y súper fácil? Pues aquí lo tienes. Y además bonito, no le falta nada.

Le vamos a dar una vuelta a la pasta al pesto, una de las salsas más famosas y ricas, y fáciles de la gastronomía italiana.

Ingredientes:

- 200 gramos de spaghetti.
- 4 lonchas de salmón ahumado.

Para el pesto genovés o pesto verde:

- 20 hojas grandes de albahaca fresca, y alguna más para adornar.
- 50 gramos de piñones tostados.
- 25 gramos de queso parmesano recién rallado.
- 25 gramos de queso pecorino romano recién rallado.
- 100 mililitros de aceite de oliva virgen extra.
- Un diente de ajo.
- Pimienta negra recién molida.
- Sal.

Preparación: 

Lavamos y secamos las 20 hojas de albahaca grandes, pelamos, lavamos y troceamos el diente de ajo (sin el germen), y lo trituramos con la batidora de brazo o en el vaso americano, junto con los piñones. Añadimos los quesos y trituramos de nuevo. Seguidamente, incorporamos el aceite en un hilo mientras seguimos triturando. Salpimentamos y probamos; rectificamos si es necesario y reservamos.

Cocinamos los spaghetti en abundante agua con sal durante el tiempo indicado por el fabricante en el paquete, retiramos y escurrimos bien.

Sin dejar que se enfríen, mezclamos con el pesto a nuestro gusto. Y una loncha de salmón sobre la pasta. Y unas hojitas de albahaca si te han sobrado.

Buenísimo.

Ideas y consejos:

- El pesto congela perfectamente.

- Con una ensalada de hojas verdes y tomate tendrás un menú completo.

- Puedes tener el pesto preparado con antelación y, cuando llegas a casa cueces la pasta, añades la salsa y el salmón y a comer.  

- Los piñones se tuestan facilmente en una sartén sin nada de aceite y a fuego lento. No les quites el ojo porque se queman con facilidad.

- Yo prefiero hacer el pesto con la batidora de vaso, es más rápida. También se pueden picar los ingredientes a mano en un mortero.
 

viernes, 17 de abril de 2020

HOGAZA DE PAN CASERO



Hace muchos años que horneo el pan de molde en casa y creo que sale bastante bien y muy rico. Pero el pan pan se me resiste, es una asignatura pendiente. Hasta ahora. 

Debido a los reiterados fracasos, hacía mucho tiempo que no lo intentaba pero con el confinamiento se han sumado dos razones para volver a ello: no salir de casa ni a por el pan y más tiempo libre. Y también, hay que decirlo, el bombardeo de panes y masas en las redes sociales. Y de repente, el pasado treinta y uno de marzo de dos mil veinte, de mi horno salió este pan. Y esa fecha quedará como el día en que horneé "mi mejor pan", de momento porque pienso seguir intentándolo.

Es un pan básico, pero para mí es un logro.

Ingredientes:

- 400 gramos de harina de fuerza.
- 100 gramos de harina integral de espelta.
- 300 mililitros de agua templada.
- 10 gramos de levadura fresca.
- Una cucharadita de sal.

Preparación:

Medimos el agua y disolvemos en ella la levadura fresca. Ponemos en un bol las harinas y la sal, y añadimos el agua con levadura mezclando poco a poco hasta integrar todos los ingredientes.

Cuando la masa sea manejable, la volcamos sobre la encimera enharinada y amasamos hasta obtener una masa elástica.

Metemos la masa en un bol aceitado y la dejamos levar tapada con un paño hasta que doble su tamaño, en un lugar cálido y sin corrientes de aire. Tardará una hora aproximadamente. 

Otra opción es la fermentación lenta en frío. Es decir, preparar la masa el día anterior y dejarla en la nevera dentro de un taper aceitado amplio y bien tapado (crece), y al día siguiente seguir con la receta.

Volcamos la masa sobre la encimera enharinada y boleamos estirando la masa y plegando hacia el centro desde todos sus lados, como haciendo un hatillo. Damos la vuelta y redondeamos girando la masa con las dos manos. La colocamos sobre una bandeja de hornear, cubierta con papel de horno, dejando los pliegues debajo. Aplanamos la masa como en la foto:


Tapamos con un paño limpio y dejamos que leve en un lugar libre de corrientes de aire durante una hora y media. 

Precalentamos el horno a 250º, con calor arriba y abajo, y preparamos una bandeja con agua. Cuando el horno esté caliente, metemos la bandeja con el agua en la parte baja del horno, debajo de donde vayamos a poner el pan (que debe ir en la parte media del horno).

Pincelamos el pan con agua y le hacemos unos cortes con un cuchillo bien afilado o con una cuchilla o cúter. Bajamos la temperatura del horno a 230º y metemos el pan.

Pasados diez minutos bajamos la temperatura a 200º y horneamos 40 minutos más. Cuando falten quince minutos, quitamos la bandeja con el agua para que el pan se tueste por debajo.

Los tiempos son orientativos porque cada horno es distinto, hay que dejar que el pan crezca, se abra y se dore, que tenga corteza.

Os aseguro que es un placer hornear y comer nuestro propio pan. Y el aroma...en toda la casa.

Ideas y consejos:

- Como ya he comentado, soy principiante en ésto de hacer pan. Aunque te puedo decir que mi experiencia me dice que no hay que dejar que el pan fermente en exceso porque no se abrirá en el horno y no crecerá.

- El agua dentro del horno es para hidratar el pan, para obtener una corteza crujiente...Si tienes un horno de vapor es otra historia que lamento no conocer. Vamos, que lamento no tener un horno de vapor.

- Normalmente prefiero la opción de que la masa pase la noche en la nevera. Me gusta porque al día siguiente solo hay que sacar la masa de la nevera y dejar que atempere, darle forma, esperar una horita a que leve, y al horno. Incluso puedes hacer masa para dos días y dividirla en dos tapers, para utilizarla en días distintos.

- Los expertos afirman que la fermentación lenta en frío añade mejor sabor al pan. Así lo afirma Ibán Yarza en su libro "Pan casero", y habrá que hacerle caso. Tengo la suerte de contar con este libro en mi pequeña biblioteca gastronómica y os aseguro que es muy didáctico, un acierto.


sábado, 11 de abril de 2020

PATATAS RELLENAS DE ESPINACAS

Hoy comemos sano y rico; unas patatas asadas rellenas de espinacas y gratinadas con queso gruyere. Si esta verdura os horroriza, probad esta receta y luego me contáis...

Además, os traigo dos en una: las patatas y qué hacer con el relleno que nos sobre, que sobrará: croquetas ¡sin bechamel! con una salsa de queso básica, fácil y rápida.

Ingredientes:

- Cuatro patatas medianas (que sean todas del mismo tamaño).
- Un diente de ajo.
- Una cucharada de piñones
- 300 gramos de espinacas.
- Queso gruyere.
- Un poco de leche.
- Nuez moscada molida.
- Pimienta negra recién molida.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal.

Para la receta de aprovechamiento:

- Sobrante del relleno.
- Dos huevos.
- Pan rallado.
- Una rodaja de queso provolone.
- 200 mililitros de nata para cocinar.
- Sal.
- Pimienta negra recién molida.
- Aceite de girasol.

Preparación:

Las patatas:

- Lava las patatas y pincha la piel cuatro o cinco veces con un tenedor, frota con sal y ásalas en el horno precalentado a 180º hasta que estén cocidas (una hora aproximadamente). Comprueba con una brocheta, siempre por la parte de arriba, y si se hunde sin dificultad, las patatas están listas.

- Quita los tallos a las espinacas y corta agrupándolas sobre la tabla. Reserva.

- Pica finamente los dientes de ajo y fríe a fuego lento con los piñones. Añade las espinacas y reduce hasta que pierdan todo el agua. Sazona con sal, pimienta y nuez moscada, prueba y rectifica si es necesario. Reserva.

- Cuando las patatas estén listas, corta una rodaja de la parte superior y vacía las patatas con una cucharilla con mucho cuidado de no romper la piel y no perder la forma. Para ello, procura dejar suficiente patata adherida a la piel para que se mantenga sin desmoronarse. Lo ideal es utilizar una cucharilla parisiene; al final os enseño una foto.

- Calienta la sartén con las espinacas, aplasta la pulpa de la patata con un tenedor y añádela a la sartén. 

- Sazona con sal, pimienta y nuez moscada. Añade un chorrito de leche y mezcla. Comprueba el punto de sazón y rectifica si es necesario.

- Rellena las patatas con esta mezcla, añade queso gruyere rallado por encima y gratina en el horno, hasta que el queso se funda. Cinco minutos serán suficientes. 

- Y disfruta.

Y si te sobra relleno, que te sobrará, puedes hacer unas irresistibles croquetas con salsa de queso. Muy fácil:

- Deja el relleno unas horas en la nevera para que coja cuerpo.

- Saca el relleno de la nevera y dale forma de croqueta, o haz unas bolas.

- Prepara dos boles, uno con dos huevos batidos y otro con pan rallado.

- Pasa las croquetas primero por el huevo y luego por pan rallado. No necesitan doble rebozado porque no hay bechamel, no se va a salir.

- Fríe en aceite de girasol bien caliente, retira y deja escurrir el exceso de grasa en un colador o sobre un papel de cocina.

Y la salsa de queso, tan fácil como mezclar 200 mililitros de nata para cocinar con una rodaja de queso provolone troceada, calentar hasta que el queso se funda y salpimentar. Aquí tenéis una foto.

Y listo, como os he prometido, dos recetas en una, a cual más rica. Eso sí, la segunda más calórica.

Ideas y consejos:

- Esta salsa de queso básica queda genial con una carne, con una tortilla de patata, con una focaccia, con lo que más os guste.

- Ideales las bolsas de espinacas que venden en el súper de 300 gramos, lavadas y listas para usar.

- Aquí tenéis la cucharilla parisienne, ideal para vaciar estas patatas y para hacer bolitas de frutas y hortalizas. La tengo tanto tiempo que no recuerdo donde la compré, pero seguro que la encontraréis en tiendas especializadas de menaje de cocina.



sábado, 4 de abril de 2020

BACALAO A LA PLANCHA CON SALSA VERDE


Hoy vengo con una receta sana y de temporada: BACALAO. Ideal en estos momentos que estamos pasando juntos en casa, porque nos movemos menos y parece que nos ha poseído el "baking time" y nos hemos lanzado en masa a hornear pan y pasteles. Lo que no está mal, sobre todo en el caso del pan que en mi caso llevo mucho tiempo horneando en casa. Me refiero al pan de molde, porque el otro es un asignatura que se me resiste. Pero es evidente que no debemos olvidar seguir una dieta saludable y rica. Y este bacalao os aseguro que está riquísimo y la salsa, ya sabéis, un clásico.

Ingredientes:

- Cuatro lomos de bacalao fresco sin espinas.
- Dos dientes de ajo.
- Una cebolla tierna o cebolleta.
- Medio vaso de vino blanco.
- Dos vasos de fumet.
- Una cucharada de harina.
- Un manojo de perejil fresco.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal. 

Preparación:

Comenzamos con la salsa verde: pelamos y lavamos los dientes de ajo y la cebolla. Fileteamos el ajo y picamos la cebolla en brunoise. En una cazuela con un hilo de aceite de oliva virgen extra, doramos los ajos y, seguidamente, añadimos la cebolla. Cuando esté doradita, añadimos una cucharada de harina y la tostamos sin dejar de remover. Regamos con el vino blanco y cocinamos un par de minutos. Incorporamos el fumet, sal y pimienta negra recién molida, y reducimos tapado durante quince minutos.

Mientras tanto, lavamos y secamos las hojas de perejil, y las trituramos con la salsa. La pasamos por el chino, comprobamos el punto de sazón y reservamos.

Y vamos con el bacalao: calentamos una sartén con unas gotas de aceite de oliva virgen extra y pasamos el bacalao vuelta y vuelta, primero por la parte de la piel. Sazonamos y servimos con la salsa verde caliente. 

Yo lo he acompañado con un puré de patata casero que nos encanta en casa, y que le va de cine.

Ideas y consejos: 

- Es importante desespinar perfectamente el pescado. Para ello nada mejor que unas pinzas específicas para esta tarea. Un utensilio imprescindible en la cocina y barato, si no recuerdo mal me costaron menos de diez euros. No sé cómo he podido vivir sin ellas antes de comprarlas.

- La salsa congela perfectamente. Haced el doble y a la próxima un trabajo menos. 

- La receta del puré de patata la tenéis publicada en el blog, aquí.

- Si quieres que la salsa sea verde de verdad, pon el manojo entero de perejil.



miércoles, 1 de abril de 2020

GUACAMOLE



Comenzamos el mes de abril con incertidumbre, y con la esperanza de que mejore la situación, de que pronto el coronavirus se convierta en un mal sueño. Y para ello haremos todo lo que esté en nuestra mano, que ahora es permanecer en casa, con la suerte de estar juntos y bien. Y ojalá que siga así, y que todos estéis bien.

Y vamos con la receta de hoy: GUACAMOLE, así con mayúsculas, que en casa nos encanta. Normalmente y por falta de tiempo lo compro preparado, pero hay veces que nos animamos y lo hacemos en casa. Y entonces disfrutamos muchísimo porque la diferencia es notable, no puede estar más bueno. Y es fácil, muy fácil, y en esos momentos piensas ¿Por qué no lo preparo más veces? Pues eso, sin respuesta.

Ingredientes:

- Dos aguacates grandes.
- Una cebolla tierna o cebolleta.
- Un tomate rojo.
- Cilantro fresco picado.
- Chile en copos al gusto.
- Zumo de lima.
- Sal.

Preparación:

Comenzamos: 

- Pela, lava y pica finamente la cebolla y el tomate (sin pepitas) por separado. 

- Lava, seca y pica a cuchillo las hojas de cilantro.

- Pica en un mortero una cucharada de cebolla picada, una cucharadita de sal y una pizca de chile en copos.

- Pela los aguacates, quita el hueso, trocea e incorporalos al mortero con una cucharada de zumo de lima, y pica hasta que obtengas la textura deseada (puede ser con trocitos o como una pasta)

- Añade el tomate picado y cilantro también picado (reserva un poco de cada uno para decorar), y mezcla.

- Prueba y rectifica de sal y chile a tu gusto.

- Sirve con el resto de la cebolla y del tomate por encima. Y con las hojas de cilantro picadas.

Ideas y consejos:

- Los aguacates deben estar maduros pero no blandos. En la web de Cocina Abierta tenéis las pistas para saber cuando están en su punto.

- Si no tienes lima puedes utilizar limón. Además de aportar sabor, evita que el aguacate se oxide y se ponga negro.

- La sal, el chile, la lima, la cebolla, el cilantro, a vuestro gusto. Es cuestión de ir probando.

- Riquísimo con los típicos nachos y tacos, y como relleno de quesadillas. Tengo alguna receta que ya os contaré.