Hoy he cocinado una pasta fresca muy especial, tagliolini con trufa. Los compro en Lidl, aunque no siempre están a la venta, y la verdad es que está riquísima; tengo la suerte de tener una tienda cerca de casa, controlo los productos que ponen a la venta y, por supuesto, las ofertas semanales.
Con unos calabacines fritos en finas lonchitas, el parmesano y el jamón crujiente, tenemos un plato de escándalo, buenísimo. Y fácil, lo más "entretenido", freír el calabacín para que quede dorado y no se queme. Por supuesto, podemos prepararlo con otra pasta fresca o seca, riquísimo también con spaghetti integral.
Ingredientes para cuatro personas:
- 250 gramos de tagliolini con trufa.
- Dos calabacines verdes grandes.
- Dos lonchas de jamón serrano.
- Parmesano recién rallado.
- Aceite de oliva virgen.
- Pimienta negra recién molida.
Preparación:
Comenzamos con los calabacines. Los lavamos, despuntamos y cortamos en lonchitas finas con una mandolina, sin pelarlos. Calentamos una sartén con cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen y vamos friendo las lonchas de calabacín por tandas, sin poner unas encima de otras, hasta que estén doradas, y las ponemos en un plato con papel de cocina para que escurra el exceso de aceite. Continuamos hasta freírlas todas, a fuego medio. Esta tarea nos costará un rato completarla, pero es fácil, sólo hay que estar atentas para obtener un calabacín dorado y crujiente sin quemarlo.
Mientras se hacen los calabacines, rallamos el queso parmesano y cortamos el jamón en tiritas finas con unas tijeras de cocina. Reservamos el queso y tostamos el jamón en una sartén con un hilo de aceite, hasta que esté crujiente.
Para cocer la pasta, ponemos agua en una cazuela amplia y llevamos a ebullición. Cuándo comience a hervir añadimos sal, incorporamos los tagliolini, y cocemos durante el tiempo indicado en el paquete de pasta por el fabricante.
Escurrimos la pasta, sin enjuagarla, y repartimos en los platos. Regamos con un chorrito de aceite de oliva virgen, colocamos encima el calabacín, espolvoreamos pimienta negra recién molida, seguidamente el parmesano, y terminamos con las virutas de jamón crujiente.
Y listo, un plato de pasta maravilloso, para repetir.
Consejos:
- Si vamos a consumir la pasta de inmediato, no hay que enjuagarla porque pierde sabor. Si la cocinamos para comerla en otro momento sí que hay que enjuagarla para cortar la cocción.
- No hay que añadir sal al calabacín, porque el queso y el jamón ya aportan bastante sabor y sal.
- El queso recién rallado está mucho más rico que el que ya viene en bolsas. Además, podemos dar salida a restos de queso que ronden por el frigorífico. Vale también un buen queso manchego curado.
- La cantidad de parmesano la dejo a vuestro gusto.
- No hay que pelar el calabacín por que la piel queda crujiente, perfecta.
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