Otra receta inspirada en webos fritos. Buenísima, y muy fácil; no en vano está dirigida a los adolescentes, aunque yo incluiría también a quienes simplemente quieren iniciarse en la cocina, que los hay de todas las edades. También los hay que, así de repente, no tienen más remedio que cocinar si quieren comer. Pues sí, esta receta es muy recomendable, para tod@s, incluso los que cocinamos todos los días. Porque el resultado es buenísimo.
Ingredientes para cuatro personas:
- Cuatro muslos de pollo.
- Cuatro cucharaditas de azúcar.
- Ocho cucharadas de salsa de soja.
- Medio limón.
- Cuatro patatas medianas.
- Cuatro tomates rojos maduros.
- Dos cebollas tiernas.
- Una bandeja de bimi.
- Aceite de oliva virgen.
- Pimienta negra recién molida.
- Sal.
Preparación:
Quitamos la piel y el exceso de grasa a los muslos, y los colocamos en una bandeja de horno salpimentados, con una cucharadita de azúcar sobre cada uno de ellos (o de miel). Rociamos los muslos con la salsa de soja, unas gotas de limón, y un vaso de agua. Y al horno, precalentado a 180º.
Lavamos las patatas y los tomates. Pelamos las cebollas tiernas y las lavamos también. Secamos las hortalizas y las patatas, las envolvemos en papel de aluminio, y las metemos en el horno, al lado de la bandeja del pollo.
Lavamos las patatas y los tomates. Pelamos las cebollas tiernas y las lavamos también. Secamos las hortalizas y las patatas, las envolvemos en papel de aluminio, y las metemos en el horno, al lado de la bandeja del pollo.
Transcurrida media hora, damos la vuelta a los muslos de pollo, y también a las hortalizas.
Quince minutos después, sacamos los tomates y las cebollas, y tras veinte minutos más, las patatas y el pollo.
Por supuesto, los tiempos son aproximados, y dependerán del tamaño de las hortalizas y del horno. En el caso de las patatas y las cebollas, podemos pinchar con una brocheta para comprobar si están cocidas. Y los muslos, cuidar que se cocinen pero no se quemen, y que no se consuma toda la salsa.
Poco antes de que estén listas las preparaciones del horno, ponemos agua a hervir en una cazuela amplia, con una cucharadita de sal. Quitamos al bimi las pequeñas y alargadas hojas que suele tener, lo lavamos y escurrimos y, cuando el agua esté en ebullición, lo introducimos en la cazuela y cocemos cinco minutos. Retiramos y escurrimos. Reservamos.
Hay que quitar el papel de aluminio a las patatas, tomates y cebollas cuanto antes, para evitar que se humedezcan. A las patatas les damos un golpe ligero con la mano (protegiéndonos con una manopla o un paño para no quemarnos), y les ponemos un poco de sal gorda.
Servimos un muslo con su salsa, las hortalizas que a cada cual le gusten, una patata, y el bimi cocido. Para llorar de felicidad.
* Las patatas ao murro son una receta tradicional portuguesa, cuyo nombre hace referencia al golpe que se les da para abrirlas, sin aplastarlas.
Quince minutos después, sacamos los tomates y las cebollas, y tras veinte minutos más, las patatas y el pollo.
Por supuesto, los tiempos son aproximados, y dependerán del tamaño de las hortalizas y del horno. En el caso de las patatas y las cebollas, podemos pinchar con una brocheta para comprobar si están cocidas. Y los muslos, cuidar que se cocinen pero no se quemen, y que no se consuma toda la salsa.
Poco antes de que estén listas las preparaciones del horno, ponemos agua a hervir en una cazuela amplia, con una cucharadita de sal. Quitamos al bimi las pequeñas y alargadas hojas que suele tener, lo lavamos y escurrimos y, cuando el agua esté en ebullición, lo introducimos en la cazuela y cocemos cinco minutos. Retiramos y escurrimos. Reservamos.
Hay que quitar el papel de aluminio a las patatas, tomates y cebollas cuanto antes, para evitar que se humedezcan. A las patatas les damos un golpe ligero con la mano (protegiéndonos con una manopla o un paño para no quemarnos), y les ponemos un poco de sal gorda.
Servimos un muslo con su salsa, las hortalizas que a cada cual le gusten, una patata, y el bimi cocido. Para llorar de felicidad.
* Las patatas ao murro son una receta tradicional portuguesa, cuyo nombre hace referencia al golpe que se les da para abrirlas, sin aplastarlas.
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