¿Os podéis creer que hasta la semana pasada no había probado los higos? Y las brevas ni de lejos. No me preguntéis por qué, debe ser una aversión infantil que me ha durado muchos años, demasiados, hasta ahora.
Efectivamente, la pasada semana estuve con mi hija en el Mercado Central y, será porque una ya se va haciendo mayor y necesita hacer cosas nuevas y arriesgadas, como probar los higos por primera vez, compré CUATRO piezas de esta fruta y esa misma noche nos hicimos un sandwich. Tanto mi hija como yo alucinamos con los higos, nos encantaron, aunque debo decir que ella es más lista que yo y los ha probado por vez primera siendo muy joven, casi treinta años más joven que yo.
Y al día siguiente los volví a comprar en mi barrio, y el pasado sábado nos hicimos esta pizza que hoy os traigo; no llegamos a pelear por ella pero se acabó en un plis. Fascinante. Y desde entonces ya los comemos como postre, tal cual, sin más acompañamiento.
Un descubrimiento delicioso. Y, además, esta pizza queda preciosa, como si de una joya se tratara.
Ingredientes:
Para la masa:
- 250 gramos de harina de fuerza.
- 75 mililitros de agua.
- 3 gramos de levadura fresca.
- Una cucharadita de aceite de oliva virgen extra.
- 4 gramos de sal.
- 2 gramos de azúcar (opcional).
Para el relleno:
- Un rulo de queso de cabra.
- Cuatro higos frescos.
- Tres cebollas grandes.
- Una cucharada de aceite de oliva virgen extra.
- Cebollino picado.
Preparación:
Comenzamos con la masa de pizza casera:
- Diluimos la levadura fresca en el agua.
- Pesamos y medimos los ingredientes, los metemos en el vaso de la amasadora, y añadimos el agua con la levadura.
- Amasamos a velocidad media durante cinco minutos. Comprobamos que la masa está elástica y, de no ser así, amasamos cinco minutos más.
- Formamos una bola con la masa y la dejamos levar dentro de un bol y tapada con un paño, en un lugar sin corrientes de aire.
- Cuando la masa haya doblado su tamaño, la boleamos y extendemos con un rodillo.
- Trasladamos la masa a una bandeja de horno cubierta con papel de horno, o pincelada con aceite, y dejamos reposar unos diez minutos.
Preparamos el relleno durante el tiempo del primer levado. Comenzamos con la cebolla caramelizada, que vamos a cocinar solo con una cucharada de aceite de oliva virgen extra, sin añadir azúcar.
Para ello, pelamos las cebollas y las cortamos en juliana fina. Las cocinamos en una sartén, con una cucharada de aceite de oliva virgen extra, a fuego muy lento y tapada. Removemos de vez en cuando y dejamos que reduzca y adquiera un tono dorado. Retiramos del calor y escurrimos la cebolla en un colador sobre un bol, para eliminar cualquier resto de aceite o líquidos que podría arruinar la pizza.
El resto de ingredientes es fácil: lavamos y cortamos los higos en finas lonchas, y el queso de cabra en lonchas más gruesas.
Y montamos la pizza: primero la cebolla, y sobre ella repartimos el queso de cabra y los higos.
Y al horno, precalentado a 250º, con calor arriba y abajo. Te cuento como la horneo yo, que tengo un horno eléctrico normalito:
- Horno a máxima potencia (250º en mi caso) con calor arriba y abajo.
- Coloco una rejilla del horno en la parte más alta.
- Horneo la pizza directamente sobre el suelo del horno durante cinco minutos.
- Retiro del suelo del horno, y la pongo en la parte superior, sobre la rejilla, hasta que se tueste ligeramente. En este caso, que se funda un poco el queso, sin perder la forma.
- Una vez fuera del horno, cebollino por encima.
Y listo, como ya he dicho antes, una pizza soberbia.
Ideas y consejos:
- Los expertos aconsejan temperatura máxima, arriba y abajo, en los hornos eléctricos caseros.
- Una vez colocados los ingredientes sobre la pizza, al horno de inmediato, para que no se humedezca. En este caso es importante porque la cebolla, aunque la escurramos, puede aportar humedad.
- Lo ideal es preparar la cebolla en casa. Ya has visto que es muy fácil y que se hace casi sola, sin añadir azúcar. Normalmente la que compramos ya preparada adolece de un exceso de azúcar.
- El azúcar en la masa es opcional. Ayuda a que la masa se dore en el horno. También se puede optar por no poner sal a la masa.
- Para comprobar si la masa está elástica, cogemos una pequeña porción y estiramos suavemente. Si no se rompe, ya está lista la masa.
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