viernes, 17 de abril de 2020

HOGAZA DE PAN CASERO



Hace muchos años que horneo el pan de molde en casa y creo que sale bastante bien y muy rico. Pero el pan pan se me resiste, es una asignatura pendiente. Hasta ahora. 

Debido a los reiterados fracasos, hacía mucho tiempo que no lo intentaba pero con el confinamiento se han sumado dos razones para volver a ello: no salir de casa ni a por el pan y más tiempo libre. Y también, hay que decirlo, el bombardeo de panes y masas en las redes sociales. Y de repente, el pasado treinta y uno de marzo de dos mil veinte, de mi horno salió este pan. Y esa fecha quedará como el día en que horneé "mi mejor pan", de momento porque pienso seguir intentándolo.

Es un pan básico, pero para mí es un logro.

Ingredientes:

- 400 gramos de harina de fuerza.
- 100 gramos de harina integral de espelta.
- 300 mililitros de agua templada.
- 10 gramos de levadura fresca.
- Una cucharadita de sal.

Preparación:

Medimos el agua y disolvemos en ella la levadura fresca. Ponemos en un bol las harinas y la sal, y añadimos el agua con levadura mezclando poco a poco hasta integrar todos los ingredientes.

Cuando la masa sea manejable, la volcamos sobre la encimera enharinada y amasamos hasta obtener una masa elástica.

Metemos la masa en un bol aceitado y la dejamos levar tapada con un paño hasta que doble su tamaño, en un lugar cálido y sin corrientes de aire. Tardará una hora aproximadamente. 

Otra opción es la fermentación lenta en frío. Es decir, preparar la masa el día anterior y dejarla en la nevera dentro de un taper aceitado amplio y bien tapado (crece), y al día siguiente seguir con la receta.

Volcamos la masa sobre la encimera enharinada y boleamos estirando la masa y plegando hacia el centro desde todos sus lados, como haciendo un hatillo. Damos la vuelta y redondeamos girando la masa con las dos manos. La colocamos sobre una bandeja de hornear, cubierta con papel de horno, dejando los pliegues debajo. Aplanamos la masa como en la foto:


Tapamos con un paño limpio y dejamos que leve en un lugar libre de corrientes de aire durante una hora y media. 

Precalentamos el horno a 250º, con calor arriba y abajo, y preparamos una bandeja con agua. Cuando el horno esté caliente, metemos la bandeja con el agua en la parte baja del horno, debajo de donde vayamos a poner el pan (que debe ir en la parte media del horno).

Pincelamos el pan con agua y le hacemos unos cortes con un cuchillo bien afilado o con una cuchilla o cúter. Bajamos la temperatura del horno a 230º y metemos el pan.

Pasados diez minutos bajamos la temperatura a 200º y horneamos 40 minutos más. Cuando falten quince minutos, quitamos la bandeja con el agua para que el pan se tueste por debajo.

Los tiempos son orientativos porque cada horno es distinto, hay que dejar que el pan crezca, se abra y se dore, que tenga corteza.

Os aseguro que es un placer hornear y comer nuestro propio pan. Y el aroma...en toda la casa.

Ideas y consejos:

- Como ya he comentado, soy principiante en ésto de hacer pan. Aunque te puedo decir que mi experiencia me dice que no hay que dejar que el pan fermente en exceso porque no se abrirá en el horno y no crecerá.

- El agua dentro del horno es para hidratar el pan, para obtener una corteza crujiente...Si tienes un horno de vapor es otra historia que lamento no conocer. Vamos, que lamento no tener un horno de vapor.

- Normalmente prefiero la opción de que la masa pase la noche en la nevera. Me gusta porque al día siguiente solo hay que sacar la masa de la nevera y dejar que atempere, darle forma, esperar una horita a que leve, y al horno. Incluso puedes hacer masa para dos días y dividirla en dos tapers, para utilizarla en días distintos.

- Los expertos afirman que la fermentación lenta en frío añade mejor sabor al pan. Así lo afirma Ibán Yarza en su libro "Pan casero", y habrá que hacerle caso. Tengo la suerte de contar con este libro en mi pequeña biblioteca gastronómica y os aseguro que es muy didáctico, un acierto.


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