Hace años que preparo el pan de molde que comemos en casa, y siempre lo he horneado en un molde abierto desmontable (receta aquí). Pero el molde se estropeó (no era de muy buena calidad, la verdad). Mi intención era comprar otro igual, aunque mejor, pero no encontré ninguno y, ante la urgencia, compré un molde con tapa estupendo, marca ibili, de aluminio anodizado, de 34 centímetros de largo, 12 de ancho y también 12 de alto.
Marvilloso molde, fabricado en una sola pieza sin soldaduras. Me ha costado unas cuantas pruebas ajustar las medidas y los pesos de los ingredientes, porque no tenía instrucciones, pero al final creo que lo he conseguido (a la cuarta vez). Las tres veces anteriores la masa se salía del molde durante el horneado, un desastre. La verdad es que el resultado es estupendo, obtenemos una rebanada cuadrada preciosa, y un pan esponjoso buenísimo y sano, que nada tiene que ver con el industrial. Os dejo unas imágenes del molde.
Ingredientes:
- 500 gramos de harina blanca de fuerza.
- 150 gramos de harina integral de espelta.
- Cuatro cucharadas de copos de avena.
- Dos cucharadas de semillas de sésamo.
- Dos cucharadas de semillas de chía.
- Una cucharada de lino dorado.
- Una cucharadita de sal.
- Una cucharadita de azúcar.
- 400 mililitros de leche.
- 100 gramos de aceite de oliva virgen extra.
- 30 gramos de levadura fresca.
Preparación:
Disolvemos la levadura en la leche a temperatura ambiente. Si está fría, la templamos con unos segundos de microondas.
Pesamos las harinas y la ponemos en el bol de la amasadora. Añadimos los copos de avena, el sésamo, la chía, el lino dorado, una cucharadita de sal y otra de azúcar, y mezclamos.
Pesamos el aceite y lo añadimos al bol, y también la leche con la levadura disuelta. Amasamos cinco minutos a potencia media (seguimos las instrucciones de cada amasadora), y dejamos reposar tapada con un paño hasta que doble su volumen.
Preparamos el molde: lo pincelamos con aceite y espolvoreamos con harina, sacudiendo el exceso. Cortamos un papel de hornear del mismo tamaño que la base del molde, y lo colocamos dentro.
Cuándo la masa haya doblado su volumen, la sacamos del bol y la estiramos con un rodillo, sobre una superficie limpia y enharinada. Enrollamos la masa, que quede del tamaño del molde, y la introducimos en éste, procurando que cubra toda la base del molde por igual. Dejamos levar hasta que falten un par de dedos para llegar arriba. En ese momento, encendemos el horno a 250º, con calor sólo abajo. Pincelamos la tapa del molde y la enharinamos, sacudiendo el sobrante, y tapamos el molde con cuidado.
Cuándo el horno esté caliente, metemos una bandeja con agua en la parte más baja, y colocamos el molde sobre una rejilla en la parte media del horno. Horneamos durante 45 minutos, sacamos del horno y dejamos templar. Cuando podamos manipular el molde sin quemarnos, lo destapamos, desmoldamos (sale perfecto) y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Las rebanadas se cortan mejor si el pan está frío, y siempre con un cuchillo de sierra grande. Congela perfectamente y disfrutaremos cada día de un pan perfecto y sano. Eso sí, si pruebas el pan de molde casero, ya no querrás otro. Otra imagen; me encanta este pan.
Ideas y consejos:
- Siempre que disolvemos levadura fresca en un líquido, debe estar templado, ni frío ni caliente, porque "mataríamos" la levadura.
- La amasadora facilita mucho la tarea, aunque nada impide amasar a mano, como toda la vida.
Ingredientes:
- 500 gramos de harina blanca de fuerza.
- 150 gramos de harina integral de espelta.
- Cuatro cucharadas de copos de avena.
- Dos cucharadas de semillas de sésamo.
- Dos cucharadas de semillas de chía.
- Una cucharada de lino dorado.
- Una cucharadita de sal.
- Una cucharadita de azúcar.
- 400 mililitros de leche.
- 100 gramos de aceite de oliva virgen extra.
- 30 gramos de levadura fresca.
Preparación:
Disolvemos la levadura en la leche a temperatura ambiente. Si está fría, la templamos con unos segundos de microondas.
Pesamos las harinas y la ponemos en el bol de la amasadora. Añadimos los copos de avena, el sésamo, la chía, el lino dorado, una cucharadita de sal y otra de azúcar, y mezclamos.
Pesamos el aceite y lo añadimos al bol, y también la leche con la levadura disuelta. Amasamos cinco minutos a potencia media (seguimos las instrucciones de cada amasadora), y dejamos reposar tapada con un paño hasta que doble su volumen.
Preparamos el molde: lo pincelamos con aceite y espolvoreamos con harina, sacudiendo el exceso. Cortamos un papel de hornear del mismo tamaño que la base del molde, y lo colocamos dentro.
Cuándo la masa haya doblado su volumen, la sacamos del bol y la estiramos con un rodillo, sobre una superficie limpia y enharinada. Enrollamos la masa, que quede del tamaño del molde, y la introducimos en éste, procurando que cubra toda la base del molde por igual. Dejamos levar hasta que falten un par de dedos para llegar arriba. En ese momento, encendemos el horno a 250º, con calor sólo abajo. Pincelamos la tapa del molde y la enharinamos, sacudiendo el sobrante, y tapamos el molde con cuidado.
Cuándo el horno esté caliente, metemos una bandeja con agua en la parte más baja, y colocamos el molde sobre una rejilla en la parte media del horno. Horneamos durante 45 minutos, sacamos del horno y dejamos templar. Cuando podamos manipular el molde sin quemarnos, lo destapamos, desmoldamos (sale perfecto) y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Las rebanadas se cortan mejor si el pan está frío, y siempre con un cuchillo de sierra grande. Congela perfectamente y disfrutaremos cada día de un pan perfecto y sano. Eso sí, si pruebas el pan de molde casero, ya no querrás otro. Otra imagen; me encanta este pan.
Ideas y consejos:
- Siempre que disolvemos levadura fresca en un líquido, debe estar templado, ni frío ni caliente, porque "mataríamos" la levadura.
- La amasadora facilita mucho la tarea, aunque nada impide amasar a mano, como toda la vida.
-
Para facilitar la fermentación, es útil colocar el bol o el molde con
la masa encima de una superficie que no sea fría, como la madera o un
paño. Hay que evitar el mármol de las encimeras. Y siempre en un lugar a salvo de las corrientes de aire.
-
Antes de introducir la masa en el molde, es importante desgasarla muy
bien para conseguir una miga uniforme sin grandes alveolos. Ésto se consigue pasando el rodillo sobre la masa.
-
El agua en la base del horno aporta humedad, necesaria para el
horneado, y además evita que el pan se queme.
-
Aunque el proceso parezca largo, la mayor parte del tiempo se dedica al
levado de la masa, durante el que tan sólo hay que esperar mientras nos
dedicamos a otro asunto. Cuanto menos nos acerquemos a la masa, mejor.
- Como el pan no lleva ni conservantes, ni nada que se le parezca, no nos va a durar tanto como el industrial, y se endurecerá en un par de días. Lo ideal es congelar las rebanadas de pan, y sacarlo cuando lo vayamos a consumir. O, eso sí, guardarlo en el frigorífico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario